Charlando con Leire Fernández: Sobre cómo planificar una novela
1. Planificar puede parecer un poco desbordante si no sabemos por dónde empezar. ¿Qué clase de aspectos deberíamos tomar en cuenta a la hora de planificar nuestra novela? ¿Cuáles consideras que son los más importantes?
Además de la importancia que queremos darle a nuestra idea en la trama y de la relación entre los temas y elementos que queremos que aparezcan, es importante definir los otros elementos de la narración: tipo de narrador (¿será interno o externo? ¿Omnisciente o no?), personajes (¿quiénes son nuestros protagonistas? ¿Habrá antagonistas? ¿Cómo de relevantes son nuestros secundarios en la trama?), tiempo (¿escribiremos en presente, en pasado, usando una combinación? ¿En qué momento se sitúa nuestra historia, o a qué periodo histórico se asemeja?), espacio (¿es real, imaginario, fantástico?), etc. Plantearnos todas estas preguntas nos ayudará a que el mundo de nuestra novela tome forma. Para mí, es muy útil apuntar todos estos datos para tenerlos siempre presentes y que el relato tenga coherencia y consistencia. He de decir que toda esta base puede enriquecerse con materiales diversos que harán de la idea algo más tangible: bocetos de personajes y espacios, creación de tablones de inspiración, listas de reproducción representativas de la trama o del ambiente... Así podemos vincular lo abstracto de nuestro pensamiento con la realidad.
2. Desde tu experiencia u otra que hayas observado en otrxs escritorxs, ¿por qué consideras que es importante planificar la novela antes de escribir? ¿Es algo que siempre haces antes de empezar a escribir? En caso de que antes siguieras otro método y que ahora te hayas adaptado a la planificación previa, ¿qué beneficios encuentras?
No opino que sea absolutamente necesario planificarlo todo antes de empezar. De hecho, en mi caso, muchas veces comienzo a escribir, y es al cabo de varias páginas o de algunos capítulos que decido elaborar un plan, que se basa sobre todo en esquematizar (bastante libremente, con flexibilidad) qué quiero que ocurra en cada capítulo, porque no quiero dejarme nada. Siento que es algo esencial, al menos en lo que respecta a mi forma de escribir, porque así no pierdo de vista mis objetivos y puedo ver cómo voy progresando en la construcción de la historia y del texto, lo cual me motiva para continuar con la escritura. Las veces que no he hecho esto, he terminado abandonando la historia. Esto no quiere decir que la planificación sea garantía absoluta de terminar una novela, pero es de gran ayuda.
3. La imaginación es inabarcable y hay mil formas de llegar de un punto a otro, así que ¿hasta qué punto crees que deberíamos ajustarnos a la planificación previa o dejarnos desviar si, mientras escribimos, nos viene a la mente lo que podría ser una idea mejor que la que pensamos al principio?
A menos que se trate de una novela que atada a cuestiones estrictas, como un plazo de entrega, opino que explorar todos los caminos que se nos abran enriquecerá muchísimo la historia, aunque al final decidamos no incluir esa idea nueva, porque habremos conocido mejor nuestro mundo y a nuestros personajes. Además, ¡quizás terminamos descubriendo algo revolucionaria para nuestra obra!
4. Por último, y quizá lo más importante: ¿cuándo crees que sería el momento de ponernos a escribir en el primer borrador? ¿Qué necesitamos saber antes de enfrentarnos a la hoja en blanco?
Pienso que el momento idóneo es cuando nos sintamos inspirados porque podremos dar ese primer empujón tan importante con entusiasmo. Una vez el texto está comenzado, escribir es mucho más fácil. La hoja en blanco frustra precisamente porque no hay nada escrito en ella, y qué mal la idea de que llenarla será ensuciarla. De todos modos, los primeros borradores no tienen por qué ser perfectos (y en el 99% de los casos, no lo serán): siempre podemos revisarlos y ajustarlos. Lo fundamental es empezar.
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