Mayo de cerebros secos, pero inquietos
¡Buenos días, lectorxs!
Hay una cosa sobre mi persona, mi ser, mi maldita mente trastornada, que me hace gracia/confunde. Y es que, cuando digo una cosa tajantemente, en plan "no, no pienso hacer eso", hay una voz en mi cabeza que responde: "uy que no...". Si tuviera que poner un ejemplo más lejano en el tiempo, siempre recordaré con cariño mis tiempos de universitaria. En una clase se nos iba a separar en grupos para que interpretaramos diferentes escenas de Un tranvía llamado deseo. Si alguien no lo sabe, las carreras de filología inglesa están LLENAS de mujeres. Apenas hay un puñado de hombres en cada generación y en esta obra (obviamente) hay personajes masculinos. Como por aquel entonces yo tenía el pelo bastante corto y (para qué engañarnos) tengo pinta de "marimacho", pues yo ya intuía lo que era obvio: que iba a tener que interpretar al temible Stanley. Le estuve dando vueltas en casa, segura, segura, segura de mi destino y mosqueada por ello. Porque, joder, siempre tengo que interpretar a los machos en las obras de teatro y solo por la longuitud de mi cabello se me iba a encasillar. Así llegó el día en el que el grupo se forma (por mano de la profesora). Y teníamos a un chico en el grupo (increíble). Todas mis compañeras decidieron, con bastante sentido, que él haría de Stanley. Él no era muy extrovertido, no parecía emocionado con el papel, pero aceptó su rol como único macho que tiene que interpretar a otro macho. Bien. Todo ese tiempo que había pasado sobrepensando sobre la mierda que es que sigan tan presentes los esteriotipos de género se fueron tranquilamente por la puerta, sin hacer más ruido. Entonces es cuando, con mis santos ovarios, les digo que, si al muchacho no le importa, que me gustaría interpretar a Stanley. Él estaba encantado de la vida. Las demás accedieron sin importarles demasiado. Y yo me pasé los siguientes días preparándome para el papel de mi vida. Joder, qué bien me quedó. Y qué pedazo de imbécil soy. ¡HAHAHAHA!Ese es un buenísimo ejemplo de cómo de perdida estoy mentalmente. Ya han pasado unos cuantos años desde aquella tremenda jugada. Pero si nos vamos a un ejemplo más cercano, de este mismo año, la jugada es la misma. Recordemos que al principio de la entrada del blog de abril comentaba que estaba recordando cómo un año atrás lo pasé fatal haciendo el Verkami con el que se financió la publicación de Helhest y que, en cuestión de hacer recaudaciones de fondos, "de poder, no voy a volver a repetir en mi vida". Ja ja. Pues fijaos que, en menos de un mes, mi mente maestra me ha manipulado a tal nivel que me ha convencido de volver a meterme en ese maldito berenjenal. Os lo cuento más adelante, tomando un té y con mis gatos a mi alrededor, peleando a muerte por ninguna razón aparente (wow, increíble metáfora del mundo en el que vivimos me he sacado en un momento...).
Sorgina
Antes de meternos en el campo a mancharnos las manos para sacar esas berenjenas, os cuento un poquito sobre cómo ha ido la escritura de Sorgina. Porque, hehe, ha sido un puto desastre.
Estaba reescribiendo el primer borrador, pasando de ese primer texto a uno nuevo con los cambios pertinentes cuando... me volví loca. De pronto, quería hacer muchos cambios, los implementaba, no me convencían, volvía a cambiar por otro lado, tampoco me convencía, descansé, volví al manuscrito porque le tenía ganas y en cuanto me ponía a escribir volvía a odiar cada maldita palabra que tecleaba, así que decidí volver al manuscrito original... y de nuevo lo cambié sustancialmente. Digamos que hacía mucho tiempo que no me bloqueaba tanto escribiendo. Dudé de absolutamente todo. De la historia. De los personajes. Del ordenador en el que lo estaba escribiendo. Del programa de escritura. De la música que estaba escuchando. Y, por supuesto, de mí misma. De mi capacidad para contar historias. Para contar esta historia.
Tengo la impresión de que esta historia es demasiado grande para mí. Para mí del presente, al menos. O quizá tengo al perfeccionismo como tirano y yo soy su humilde sirvienta. Todo es posible. Lo que sé de seguro es que hay un.maldito.capítulo. que me lleva por el camino de la amargura. Y odio que sea ese capítulo, porque es muy importante. Posiblemente sea debido a esa importancia que tiene que nada de lo que escriba en esa escena me parece estar a la altura. Así que, nuevamente, una vez lo he reescrito por millonésima vez, he seguido adelante (¡al fin!). Cuando termine el manuscrito, ya regresaré a ese.maldito.capítulo para enfrentarme cara a cara a él. Es decir, que la guerra no ha terminado, solo he conseguido volver a batirme en retirada sin perder a todo mi ejército (aunque estuvimos cerquita).
Por fortuna para mí (y para todxs los que queréis leer Sorgina en algún punto de esta década), ahora que estoy continuando con la historia... me está gustando bastante. Estoy escribiendo de cero una vez más..., pero creo que va mejor encaminado y tiene más alma ahora que en el primer borrador. Toco madera para que en junio pueda pegarle un buen empujón al manuscrito. No me voy a poner metas. No me voy a poner presión alguna. Solo quiero sentir el texto, a los personajes, y que ellos me guien por la historia.
Por poner algún tipo de progreso, digamos que tengo alrededor de 36.000 palabras escritas en este nuevo manuscrito y que mi intuición dice que el libro tendrá unas 150.000, así que todavía queda camino por delante. Espero haber dejado atrás lo más complicado. (Deditos cruzados).
Hope
Bien, ahora es cuando viene la movida mental. Vamos al berenjenal.
En los pocos días que me di de descanso de Sorgina... pasaron cosas. Para empezar, estoy publicando cada viernes y sábado uno o dos capítulos de Hope en la página Inkspired. La versión que estoy subiendo es la reedición que hice el año pasado, así que es diferente a la que se publicó bajo un sello editorial pirata en 2021. En resumen, es una novela más ligera: tiene menos flashbacks, menos sobreexplicación, menos erratas, y algunos detalles han cambiado. En conjunto, no alteran la trama principal, pero sí hay diferencias.
Estaré publicando de forma gratuita la historia hasta finales de septiembre, que es cuando he calculado que se subirá por completo. En Inkspired estará disponible para aquellxs que quieran leerlo entero, para lxs que quieran darle una probadita, para loquesea.
El caso es que, también en ese pequeño "descanso", he encargado a un ilustrador la cubierta de Hope. Y también he pasado a Lorena (@egocorrigo) el manuscrito para que lo corrija ortipográficamente. De esa forma, este verano podré hacer la maqueta del libro tranquilamente, pedir ISBN y todas las vainas que conllevan publicar un libro. Y, también de esa forma, para cuando Hope termine de subirse por completo en Inkspired, estará listo para republicarse con todas las letras.
Mi idea inicial era que, una vez publicado por completo Hope, haría una preventa de 2-3 semanas para que, aquellxs que quieran el libro en físico, me lo puedan pedir y así hacer las tiradas de libros lo más ajustadas posibles a su demanda. ¿Por qué publicarlo antes gratis? Pues porque Hope es un libro muy diferente a Noroi y Helhest, y no quiero que nadie apueste por un libro que no sabe si va a poder leer o si le va a gustar. Digamos que mi "marketing" a partir de ahora se va a basar en la transparencia. Yo muestro mi trabajo, y a quien le guste, que apueste por él. Sin más.
Ahora bien, lo de la preventa era lo que me tenía un poco vacilante. Porque no sabía cómo hacerlo de una forma eficiente (tengo malas experiencias con los formularios de google). Y, claro, se me ocurrió: jaja, si hicieramos un Verkami, la precompra sería mucho más sencilla. Así que, a pesar del rechazo que me genera hacer una recaudación de fondos, hice cuentas.
Digamos que, para que una tirada salga rentable, habría que imprimir al menos unos 30 libros. Si al precio de fabricación del libro se le suman los gastos de envío, el precio de cada libro rondaría los 15-16 euros. Estamos hablando de una meta económica de 480 euros. No es que sea sencillo llegar a ninguna meta, pero la de Helhest era más del doble de esa cantidad. Además (y lo más relevante para mí), en esta ocasión no estaría haciendo el Verkami por necesidad. Es decir, que estaría usando la plataforma para facilitar a todxs la preventa. Si se diera el caso de que no se llega a la meta en los 30-40 días de recaudación, pero ya he visto que hay entre 15-25 personas interesadas en tener el libro, igualmente lo imprimiría y lo haríamos de forma independiente a la plataforma.
Todo esto es solo pensamiento. Hasta que no tenga tanto la corrección, como la cubierta y la maqueta hechas, no me pondría a hacer nada de esto. Sin embargo, creo que sí que voy a lanzar esta campaña. Mis expectativas son 0 y estoy preparada para el fracaso (aunque, evidentemente, no apunto tan bajo). Si veo que emocionalmente soy capaz de llevar esta clase de campañas, puede que las implemente en el resto de libros que escriba y publique (si Sorgina alguna vez me hace ese grandísimo honor...).
Así que esto ha sido mayo en mi cabeza. Un tremendo caos y trabajo sin cesar. No diferente al resto de meses, pero sí se me ha hecho especialmente pesado. Esperemos que con la llegada del verano sea capaz de descongestionar mi cerebro lo suficiente como para seguir siendo funcional. (Seguimos cruzando los dedos).
Gracias por leer hasta aquí, siempre. ¡Nos leemos el mes que viene!
Comentarios
Publicar un comentario