En junio nací yo, ¡y también Helhest!
¡Buenas, lectorxs!
Este mes me he hecho un poco más vieja, y no solo eso, sino que he vuelto a ser madre por tercera vez. Madre literaria, se entiende. Porque, al fin, finalmente, conclusivamente... ¡HELHEST ESTÁ ACABADO! *aplausos* *vítores* *bragas al aire*
Tenía una especie de borrador a medias del libro escrito de antes, pero este trabajo ha comenzado seriamente en septiembre de 2023, lo que significa que he estado literalmente unos 9 meses (si quitamos los findes que no me he dejado trabajar y los pequeños parones de descanso) preparando a este muchacho para el duro mundo. Un mundo aun más duro desde que es la secuela de un libro tan querido/odiado como Noroi. Pero sé que va a estar a la altura. Me he asegurado de ello.
Helhest
Como iba anunciando en el último resumen del mes, lo último que me quedaba de Helhest para enviarlo a imprenta era terminar la maqueta y revisarla. Y, bueno, en teoría así era. Sin embargo, soy un desastre. Simple y planamente.
Estuve durante semanas haciendo la maqueta con mi vieja confiable, Scribus. No tendría que haber ningún problema con ello. De hecho, el problema fui yo (para sorpresa de nadie). No soy una maquetadora, ¿vale? Nunca he estudiado maquetación y mis conocimientos sobre la materia se basaban en ver lo que en otros libros hacían.
Al hacer la maqueta de Noroi, estaba tan centrada en entregar el libro a tiempo para la fecha de publicación que ni me molesté en mirar las normas básicas de la maquetación. De hecho, la versión física de Noroi no tiene ni división silábica. Así de chapuzas soy. En su momento me conformé con que se pudiera leer bien el texto y me dije que para la próxima vez lo haría mejor.
Y, aunque me ha costado otra caída de morros, lo he hecho mejor. Una vez hice la maqueta de Helhest al completo con Scribus (lo cual es un dolor en el culo terrible), me di cuenta de que cometía muchos errores de maquetación. Sí, solo miré las normas básicas de maquetación un vez terminé de hacer toda la maqueta. Diez de diez, vaya. De pronto no era capaz de ver nada más que esos errores y cuanto más intentaba arreglarlos más me desesperaba.
Así que mandé Scribus a la mierda.
Aproveché que Affinity Publisher 2 estaba a mitad de precio (unos 30 euros me costó; y no solo una suscripción de un mes, sino para siempre), me lo compré, me peleé con él durante toda una mañana, y al final del día empezamos a entendernos. Y así es como rehice la maqueta de Helhest por segunda vez, esta vez cuidándome de no cometer los mismos errores.
Aunque llevaba días sin descansar, estaba contenta. Porque por fin estaba viendo que mi esfuerzo merecía la pena. Que Helhest no iba a ser otra cagada de maqueta como Noroi (por dios, que no se me haya colado nada grave T.T). Además, mi frustración me había llevado a adquirir al fin una herramienta decente para maquetar más fácilmente y profesionalmente en el futuro. No todo habían sido desgracias. Aunque, la verdad sea dicha, estaba muy cansada.
En cuanto terminé, lo único que apunté en mi agenda para el día siguiente fue: *DESCANSO DE HELHEST*. Y, sí, lo apunté en la agenda porque para mí descansar era una misión. Sobre todo porque el siguiente paso sería el último para mandar Helhest a la imprenta.
Lo que no sabía yo era que esa semana iba a ser tan caótica que apenas iba a encontrar un momento para sentarme a revisar la maqueta. Lo viví bastante mal... pero la verdad es que mi cabeza estaba bastante más descansada a la hora de sentarme delante del ordenador. Y, cuando por fin terminé la revisión (el 25 de junio), estaba más que lista para mandarlo a conocer mundo. Así que preparé todo para enviarlo a la imprenta, pagué la tasa por los 50 libros (524 euros 😭) y me llené de ese profundo vacío que solo puede dejar algo que lleva siendo tu razón para levantarte por las mañanas por casi un año y que de pronto se ha acabado. Era como si no tuviera ninguna razón de ser. Mi hijo me había abandonado para hacer su vida fuera del nido. Y yo me había quedado en el mismo sitio en el que estaba antes.
¿Y ahora qué?
No es que no tenga más proyectos en mente. Por supuesto que no. Pero tampoco puedo ignorar mi realidad más allá de los libros.
Como reflexioné tras el Verkami, no me gustaría tener que volver a pasar por una recaudación de fondos. Habéis sido lo suficiente amables de dejarme publicar este libro, pero ni mi salud mental está por la labor de pasarme otros 40 días dando la brasa, ni quiero que sobre vosotrxs recaiga la responsabilidad de si vuelvo a publicar o no.
Así que estoy optando por un trabajo, en el mundo real. Con gente de carne y hueso *escalofrío*. Si me dan el trabajo (creo que tengo bastantes papeletas para que así sea), no será a tiempo completo, así que no me quitará tanto tiempo como si me metiera en un trabajo de ocho horas de lunes a viernes; algo que, sinceramente, es lo que más me asusta del mundo laboral. Soy consciente de que mis libros no me van a dar de comer, pero es que no publico ni escribo para lucrarme de ello. Adoro escribir. Adoro compartir mis historias con la gente. Que haya gente que quiera leer lo que escribo me flipa la cabeza.
Pero ya tengo 26 años (oh, dios, ya estoy más cerca de los 30 que de los 20 😭), y prácticamente todo lo que he hecho ha sido estudiar, escribir y depender de que otros (por haber decidido traerme a este mundo, mis padres) me mantengan. Y sé que todavía soy joven (aunque no me siento como tal), y que no hay ninguna prisa (aunque todo indique lo contrario), y que debería de trabajar de lo que quiera (menudo sueño), pero ya llevo casi un año trabajando de lo que quiero (escribir), y antes de este año ya tuve otro año para escribir también. Y, sinceramente, me da mucho miedo quedarme estancada aquí. Escribiendo una novela tras otra, diciéndome que terminaré una y luego ya buscaré un trabajo, y luego empezar otra y volver al mismo bucle. La verdad es que odio los malditos bucles. Quiero evolucionar. No me quiero quedar estancada en una situación que, si bien adoro mi trabajo, no me da ninguna libertad económica. Tampoco quiero entregar mi 100% a un trabajo que no me llena y que me deja hecha un trapo para el resto de mi tiempo. Así que este sería un equilibrio bastante agradable: podré ganar mi propio dinero y aun así podré seguir escribiendo mis crueles historias. Al menos, de momento. Para empezar, me parece más que suficiente; y una suerte de la que no cualquiera puede gozar.
Va, en serio, ¿ahora qué?
Vale, vale. Tengo planes. Planes de escritura.
Aunque una parte de mí quiere saltar directamente al tercer libro de la saga Ar Saoghal... soy muy consciente de que necesito descansar de ese mundo y los personajes. Aunque sé los puntos fuertes de su trama, poco a poco empiezo a ver más de su historia y lo que me gustaría que pasara, así como también tengo muchas lagunas sobre cómo van a suceder ciertas cosas. Y creo que lo mejor que puedo hacer para llenar esos huecos es dejarlo reposar.
Eso no significa que no vaya a escribir. ¿Por quién me tomáis?
Hace un par de veranos empecé una historia autoconclusiva, contemporánea, que en su momento estaba fluyendo muy bien. No pude terminarla porque empecé a cursar un máster y mi tiempo libre desapareció. Pero desde entonces he tenido muy pendiente regresar y completar esa historia. Para aquellxs que lleváis aguantándome más tiempo, os sonará: Las glicinias no florecen aquí. En su día empecé a subir los primeros capítulos a Wattpad porque, ingenua de mí, tenía en mente seguir escribiendo durante el master. Tuve que abandonar todas mis pretensiones en ese momento, y para cuando por fin pude volver a escribir me zambullí por completo en Helhest, así que... sí. Es el momento de las glicinias.
Mi idea es escribir/reescribir (que en dos años ha llovido mucho) la novela, ponerla bien bonita e intentar participar con ella en algún concurso o/y enviársela algunas editoriales grandecitas que le puedan dar un poco de visibilidad (aunque solo sea con su sello). Sé que va a ser bastante complicado que alguna esté interesada porque, aunque es una historia romántica con un buen componente de humor, digamos que tiene un fuerte aspecto antifascista... y que no se me ocurre ninguna editorial dispuesta a mojarse en ese aspecto. Pero por intentarlo que no quede. De no conseguir atraer la atención de nadie, la publicaría por mi cuenta en 2025 (sin presiones), por que la verdad es que es los personajes de esa historia son cojonudos (está feo que lo diga yo, pero más feo estaría mentir).
Por otro lado, la primera novela que publiqué, Hope, va a ser liberada en septiembre del contrato que tenía que con la editorial con la que la publiqué en 2021. Lo que significa... ¡que por fin podré reeditarla para publicarla como yo quiera! ¡Yey! Me tomaré con calma su revisión (porque no quiero volver a leerla mil veces, como ya hice en su día) y pensaré muy bien cómo republicarlo. Dado que es una historia tan personal e importante para mí, me gustaría que los próximos libros que imprima de esa novela sean igual de especiales. Sin prisa, ya iré pensando...
¿Cómo estoy respirando?
La respuesta corta sería: no lo estoy haciendo.
La larga sería:
Este mes ha sido puro caos. Apenas he podido descansar, ya fuera de la novela o de otros quehaceres de la vida. No he parado hasta que he acabado todo lo que he tenido en manos y luego he ido corriendo a empezar nuevos trabajos. Soy, lo que se dice en mi tierra, un culo inquieto.
No estoy contenta de haberme saltado con tanta facilidad los límites que le había puesto al trabajo (¡los fines de semana son sagrados!), pero al mismo tiempo necesitaba sacar ya Helhest. Y lo he hecho; de lo cual estoy bastante orgullosa. Y ansiosa. Creo nunca he estado tan ansiosa por tener en mis manos el libro impreso; y es posible que se deba a que creo que nunca me ha costado tanto terminar de escribir un libro. Muchos han sido los retos que me he encontrado a la hora de plasmar esta historia en papel, pero aunque no ha sido una escritura "normal", he incluso ha habido capítulos que me mataba sentarme a escribirlos por tener la autoestima por los suelos, al final me ha quedado una novela que (creo que) se puede disfrutar bastante y a la que poder mirar atrás sin arrepentimientos. Con cada libro que publico me siento mucho más capaz, más segura de mis decisiones y de mi voz interior. Por supuesto, estoy segura de que todavía me queda mucho de aprender de la publicación de Helhest, pero, dado que estoy aprendiendo cada paso por mi cuenta, creo que no puedo pedir mucho más.
Por lo que me toca, intentaré disfrutar de la promoción de Helhest y ver cómo lxs lectorxs van reaccionando a esta historia a la que le he puesto tanto cariño (lo cual siempre suele ser bastante divertido).
Así que este sería el resumen de este mes. En los últimos resúmenes no he publicado "los beneficios del té negro" (es decir, adónde estoy donando el dinero de la antología benéfica que publiqué en marzo) porque, sencillamente, no hay dinero que donar. Sé que en parte es culpa mía, que no lo he publicitado para nada... y me siento bastante mal por ello. Intentaré que eso cambie en julio.
Gracias por leerme. De corazón.
¡Nos vemos en julio!
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