Febrero y la loca idea de abandonar un manuscrito antes del final
Febrero siempre es un mes corto, pero intenso. Y este no ha sido para menos. Las cosas no han salido como yo las tenía previstas (raramente lo hacen), y ahora me encuentro en una situación un poco turbulenta..., pero al mismo tiempo es una en la no puedo evitar estar. Así que agarrad vuestra taza de té o de café y ponerlos cómodxs, porque se viene cacao mental.
Proyecto Quimera
Nos remontamos a principios de mes. Yo estaba full-focus en el primer manuscrito de la novela, escribiendo y pasándomelo muy bien sin mirar atrás. Ante mí veía la luz al final del túnel, a solo unos cuantos puñaditos de decenas de miles de palabras para terminar de plasmar el libro sobre el papel digital. Pero entonces... Ay, entonces, llegaron las vacaciones. Sí, en mi trabajo son tan miserables que me obligan a coger vacaciones, ¿vosotrxs lo véis normal? Tss... En fin. La cosa es que tenía una semana libre y mi chico iba a venir a pasar esos días conmigo. Como de normal nos resulta complicado vernos, pues decidí ser una persona mínimamente sociable y no escribir durante esa semana. Decidí, en contra de mi fuero interno, que sería una semana de vacaciones absolutas (viendo Jurassic Park y la Momia -la de Brendan Fraser, OBVIO-, escuchando badfics leídos por el Gran Rangu, tragándome libros, viciándome con mi chico al Luma Island e insultando en la comodidad de mi hogar a desconocidos en el Counter-Strike 2).
Así, amigxs, es como llegó el desastre.
Mi mente, con todo el espacio que la escritura solía ocuparle, de pronto empezó a crear ideas. A ponerme nuevos trabajos de escritura. A acomodarse en ese vacío que, parece ser, no se enteró de que solo era temporal.
Y cuando la semana terminó y volví a sentarme ante el manuscrito, tenía ganas. Tenía muchas ganas. Hasta que me di cuenta de que de pronto estaba saltando como un canguro de escena en escena, que me estaba dejando cosas importantes por el camino que más tarde podrían cambiarme el resto de la trama... y entonces me detuve (craso error) y miré hacia atrás (crasísimo error).
Citando a nuestro amigo George R.R. Martín cuando se metió en la piel de una niña de 13 años vendida a un lord de los caballos del cual, evidentemente, le enamoraron sus manos de macho: "si vuelvo la vista atrás, estoy perdida".
Así que sí, me perdí.
Pero me perdí sin miedo, también os digo. Creo que no hay ni un libro de la saga Ar Saoghal cuyo primer manuscrito haya escrito de un tirón. Este, al parecer, no podía ser diferente. Reflexionando sobre ello, creo que si siempre me paro antes del final es porque me empeño en crear escenas tan complejas que me abruman: demasiados detalles a tener en cuenta; demasiadas probabilidades; demasiado empeño en escribir una escena realista en la que mis chicos lleguen a donde tienen que llegar sin meter un tremendo Deus ex-machina. Digamos, para resumir, que pienso demasiado las cosas.
No es un defecto (en este caso). Sobre todo, porque, cuando por fin consigo escribir esas escenas, acabo muy contenta con el resultado. Sin irme muy lejos, el último capítulo de Helhest me costó horrores escribirlo. Cada palabra me fue un suplicio. Me puse a escribirlo cuando ya tenía el resto del manuscrito revisado igual unas 3 veces y, cuando la terminé, estaba segura de que era una auténtica mierda que tendría que reescribir de principio a fin. Sin embargo, tras dejar que se aireara un poco mi cabeza, volví a leer ese capítulo... y se me cayeron las bragas. Apenas tuve que retocar nada porque era exactamente como quería que fuera la escena. Al final, tanto darle al coco y ese esfuerzo para sacar adelante la escena merecieron la pena, y yo sigo flipando con lo capullo que es mi cerebro, el cual es capaz de hacer cosas increíbles, pero no de dejarme disfrutar del proceso de creación.
Teniendo esto en cuenta, sin prisa (porque no hay ninguna), he decidido que voy a pausar la escribisión de Quimera. Necesito oxigenar mi cerebro. Dejar que maquine todo lo que tenga que maquinar. Mirar atrás y perderme para así abrir mejor el camino con el que culminar este libro.
Ahora mismo tengo tremendas ganas de revisar todo lo que he escrito, porque tengo muchas cosas que cambiar, añadir, detallar, etc. Así que eso es lo que haré antes de volver a enfrentarme a esa parte pendiente de escribir..., pero no inmediatamente. Quiero dejarme un poquito de tiempo para reflexionar, para cambiar de chip... Y también para rematar un trabajito que tenía pendiente de que terminara de escribir este manuscrito...
Por última vez, Hope
Sí, sé que en teoría no he terminado de escribir el manuscrito de Quimera, pero algo tendré que hacer mientras descanso de ese proyecto, ¿no? Pues ale, a revisar POR ÚLTIMA VEZ, el manuscrito de Hope.
Después de haber hecho la reedición grande (tan grande como que, si no recuerdo mal, borré alrededor de 50.000 palabras -lo cual es más de lo que actualmente escribo en un mes-), ahora estoy preparada para la revisión finalísima antes de que pase por una correctora profesional. ¿En qué va a consistir esta revisión? Pues en hacer el texto lo más bonito posible, en asegurarme de que -tras haber quitado una subtrama bastante grande- ningún hilo se haya quedado suelto y... poco más. En teoría tendría que ser una corrección suave..., pero claro, el término "suave" en mi vocabulario solo se aplica al pelaje de mis gatos. No sé cuánto me llevará; no me quiero meter prisa porque no tengo intención de volver a leer este libro antes de republicarlo, así que prefiero quedarme tranquila sabiendo que ya no hay nada más que pueda hacer. En mis sueños, con marzo me bastará. En la realidad..., pues depende de la carga de trabajo que me pongan y de si se me ponen malos los gatos/perros (lo cual, con lo pupas que son, es bastante probable). Pero no lo veo muy disparatado. Ya veremos qué pasa.
Así que así está la cosa ahora mismo: patas arriba, como siempre. Pero no estoy preocupada por el manuscrito de Quimera (y vosotrxs tampoco deberíais). No creo que esta tercera parte de Ar Saoghal vaya a ver la luz este año y cada vez tengo menos prisas por hacerlo. Con esto no quiero decir que vaya a hacer como nuestro muy buen amigo Georgi y vaya a tirarme mil siglos para sacar el libro, pero cuanto más estoy en este mundillo de la publicación más me doy cuenta de que no me apetece seguirle el ritmo. Me gustaría hablar sobre esto de forma más calmada y tendida, así que igual este marzo, para que no se me seque la pluma por no usarla, escribo una de esas entradas de blog que nunca escribo sobre reflexiones de persona que le da demasiado al coco. Lo que importa ahora es que, si bien no voy a estar activamente avanzando en el manuscrito, el manuscrito sigue avanzando porque la maquinaria (yo) se está refrescando, y ese es un paso indispensable del proceso.
Dicho esto, ¡que paséis un buen día y gracias por leer!
Comentarios
Publicar un comentario